sábado, 22 de agosto de 2009

un clavo sacó a otro clavo


¿Nunca sintieron que no tenían ganas de nada? Ni de levantarse, ni de comer, ni de hablar por teléfono, ni de saludar a tu familia, ni de hacer cosas que les den placer. Así me sentía yo.(...)No sé ni cómo empezar a hablar de él. Supongo que tengo que pensar primero en Maquiavelo. ¿Leyeron El Príncipe? Supongo que podría escribir una versión aggiornada del principe. ¿Alguna vez amaron y odiaron profundamente a alguien?.(...)En esa tristeza desequilibrada que me presionaba las sienes hasta el cansancio, esa moribunda sensación que parecía no terminar: una vez más, un clavo sacó a otro clavo… en realidad esta vez un clavo oxidó al otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario