domingo, 23 de agosto de 2009


Me cambié, me pinté, me arreglé un poco el pelo y decidí que esa noche iba a tomar alcohol. Mientras ellas consumían cerveza en cantidades inidentificables, yo empecé casi sin querer a convertirme en una alcohólica anónima llenando vasos y vasos de licor de melón. Tomé tanto alcohol que en media hora estaba en otro planeta. Estaba realmente en problemas, tenía ganas de acostarme y dormir para siempre. No solamente había sido abandonada y reemplazada sino también estaba borracha y perdida; supongo que no hay imagen más patética que aquella.(...)

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